Piteira

Hay objetos que llevan en su forma la memoria de otros tiempos, el eco de manos que tejían con paciencia, de ciclos que se repetían con la certeza de la naturaleza. Así son estos cestos para huevos, un homenaje a las tradicionales cestas donde las gallinas incubaban la vida.

Redondos, acogedores, hechos para sostener con ternura. Aquí no hay prisa, solo el ritmo pausado de lo que nace a su debido tiempo. Son refugios de paja y mimbre, de fibras entrelazadas como historias contadas al calor de la lumbre.

Cada huevo es una promesa, una semilla de lo que vendrá, y estos cestos lo saben. No solo guardan, cobijan. No solo contienen, protegen. Porque hay cosas que necesitan un nido antes de alzar el vuelo.

Y tú, ¿qué sueños incubas hoy?

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